Restauración futbolin valenciano.

Hace unos meses encontramos un futbolín valenciano bastante deteriorado. Había estado a la intemperie, mojándose, y el trato al mueble había sido bastante malo. Como ya os puse en el primer post, la mayoría de los operadores de recreativas suelen reparar las cosas para salir de paso y lo hacen mal sin importarles que quede como tiene que quedar, simplemente les interesa que el aparato siga recaudando y cuando ya no hay por donde cogerlo lo cambian por otro y listo.

Esto es contraproducente para ellos, porque si lo repararan bien el aparato les duraría mucho más, pero la gran mayoría no tienen conocimientos del trato de la madera y van poniendo parches hasta que no pueden poner más.

Este futbolín estaba lleno de puntas, puntas para sujetar la estructura, algunas de hasta 15-20 cm de largo y de 5 o 6 mm. de grosor, y puntas para sujetar las tablas que sujetan el campo de juego. Primeramente retiramos todas las puntas y pusimos pinos encolados en los agujeros para taparlo y sanearlo. Al retirar las puntas, toda la estructura se desarmó, por lo que tuvimos que rearmar a escuadra, encolando las espigas y prensando con sargentos. Retiramos los tableros de aglomerado de la base del futbolín, hinchado y podrido por el agua, sustituyendo por uno nuevo y reforzamos la estructura de caída de bolas a la bandeja, retirando lo podrido y cambiandolo por tablero saneado. Rehicimos el cajón de las monedas, retiramos las bisagras viejas, rotas y podridas e intentamos sacar todos los tornillos rotos que tenían las bisagras. Esto es un trabajo muy delicado y difícil porque hay que hacer un agujero grande para poder sacar un tornillo pequeño roto. Conseguimos hacerlo y tapamos los agujeros con pinos con cola hechos a medida para cada agujero.

En la parte de arriba, colocamos el campo y pusimos moldura para las bandas nueva, cortada en ángulo para los extremos. En la parte externa pusimos junquillo nuevo, cambiamos las porterías y lijamos todo el conjunto para proceder a pintar.

Para la pintura elegimos un color rojo modelo catalán debido a que la parte de arriba la habían pintado de morado, sino, lo mejor hubiese sido lijar y dar barniz para mantenerlo del color madera que debería haber tenido.

Pintamos muñecos, colocamos ceniceros, lijamos y saneamos las barras y sustituimos los puños en mal estado por unos nuevos.

Si un carpintero presupuestase las horas de restauración de este futbolín, seguramente nos habría salido más barato comprar uno nuevo. De este modo con nuestra afición le dimos vida de nuevo a un buen aparato...